¿Fenómeno del Niño? Sí, claro y ¿las energías renovables?

 Written by – Xiomara Acevedo

Extraer, extraer y extraer uno de los verbos preferidos en cuanto a las tendencias de desarrollo económico de América latina. Colombia sin ser la excepción también debe generar el debate sobre la sostenibilidad a futuro de este tipo de visiones que priorizan la acumulación de dinero en detrimento de la salud y el ambiente de sano de cientos de comunidades. Y no solo es dinero, el extractivismo también deja una cuota en la atmósfera cuyos impactos más de una/o sentimos en el país.

De seguro usted ya escuchó que en el país están el 60% de los páramos del mundo e incluso el más imponente: El de Sumapaz. Los páramos son áreas eco sistémicas que aseguran el agua en el país. Sencillo. A pesar de esto, la minería en los páramos es una realidad a lo largo del país puesto que la facultad de decidir o no si se extraía se sopeso en términos de “crecimiento económico”. Sin embargo, hace unos días nos enteramos que la Corte tumbó el artículo 51 del Plan de Desarrollo, así que esas tales “licencias ambientales exprés” no es que no existan sino que ya no deben figurar tan “rápidamente y a la ligera”.

Guiar hacia un desarrollo resiliente es el compromiso internacional asumido por Colombia en su contribución nacional y determinada (NDC) ante la Convención Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas la cual presentó 2 meses antes de la COP21. Reducir sus emisiones en al menos un 20% hacia 2030 e introducir una serie de cambios en las actividades sectoriales que más GEI (gases de efecto invernadero) producen son varias de las apuestas.

“estructurar una economía resiliente y baja en carbono encuentra una gran alineación con las prioridades de desarrollo nacional incluyendo la superación de la pobreza en todas sus dimensiones”

dice en su iNDC alegando que no solo Colombia integrará su desarrollo con los compromisos de distintas convenciones internacionales tales como la de Biodiversidad, Reducción del riesgo y desastres y desertificación sino que también esta visión y esfuerzo va de la mano con la construcción de paz y la superación de la pobreza, dos grandes retos históricos en materia social.

Y ¿cómo no considerar hermosas esas palabras? Ojalá no vayan a quedar en letra muerta porque eso de seguro que sería lamentable. Dos meses luego de la COP21, el momentum internacional debe plasmarse en lo nacional y las palabras hermosas deben materializarse de acuerdo a las realidades locales. Educación, investigación, articulación nacional, ley de cambio climático, adaptación basada en ecosistemas, apuestas necesarias y relevantes pero hay un sector que es crucial y del que mucho no se habla…

Energía es el segundo sector que más emisiones genera en el país cerca de las 80 MTON de Co2 y aunque en el mismo documento de la NDC hay fotos de paneles solares, energía eólica, no dice mucho sobre los medios de implementación para la transición hacia las energías renovables. La estrategia de desarrollo bajo en carbono creada desde 2012 empezará a andar completamente desde este año pero el proceso de insertar energías renovables en el país con inicios en 2014 aún no es fuerte.

Colombia el país más biodiverso del mundo por metro cuadrado y por ende también el más vulnerable si no se planea sosteniblemente a largo plazo. Luego de la COP21 es la oportunidad de repensar nuestro desarrollo de la mano de la adaptación climática pero también en el aprovechamiento de nuestros recursos en la generación de energías limpias.